Crecí anhelando que sus majestades orientales me trajeran algún año el super barco pirata; nunca sucedió, por aquello de que las habas no daban para semejante despliegue naviero.
Los piratas eran “lo más”, super aventureros, valientes, intrépidos, se dedicaban a buscar tesoros en el mar….. ¡Un momento! ¿En el mar crecen tesoros? ¿De dónde salían esos cofres llenos de oro? Nunca me lo pregunté, simplemente los piratas molaban.
Con los años entendí que los piratas eran los malos super ilegales que saqueaban y abordaban barcos de “los buenos”, muy legales ellos, que transportaban riquezas de países conquistados al suyo, y de paso personas para salvarlas/esclavizarlas al servicio de una civilización superior.
Más mayorcita he visto como los cofres de monedas se han transformado en petróleo, gas, diamantes, coltán…. Que “los buenos” siguen trayendo de forma legal a nuestras tierras, que por lo visto siguen siendo más merecedoras de estos recursos que su lugar de origen. Los esclavos ya no hace falta traerlos en barco, desde su casa pueden hacer el trabajo y ya aquí lo comercializamos.
Y esta historia se me ocurre esta semana conectando dos noticias:
– Volver a oír palabras como “reconquistar territorios”.
– Un barco que se dedica a rescatar tesoros –bueno, en realidad personas y familias a la deriva en el mar- y que resulta ser “malo” y no puede salir del puerto porque realiza una actividad ilegal.