Este cuento lo escribí para una amiga en un día muy triste para ella, pero está inspirado en un niño de 2 años que afrontaba sus primeros días de cole, que para él fueron muy duros.
Habla de cómo nos sobreponemos ante los reveses inesperados de la vida, de la capacidad del ser humano para luchar, reinventarse y salir siempre adelante, habla de resiliencia.
«CUENTO CON FINAL FELIZ PARA UN DIA TRISTE»
“Erase una vez un niño feliz con una vida feliz de niño. De repente un día, y sin que nadie le consultara, la que hasta ahora había sido su vida feliz cambió.
De un día para el otro todo era diferente, más hostil y desconocido. Buscaba pero no encontraba todo aquello que hasta ahora hacía que su vida fuera una vida feliz de niño feliz.
Quería huir, salir de aquella nueva vida que le habían impuesto pero no sabía cómo hacerlo; sólo le quedaba gritar, llorar desconsoladamente y patalear. Pensó que si gritaba fuerte e incesantemente saldría de aquella pesadilla y volvería a su vida feliz de niño feliz, pero no fue así. No entendía nada.
Fue entonces cuando poco a poco y sin saber por qué –seguramente su alma de niño feliz que quería volver a serlo- empezó a decir que tenía que estar “contento”, y comenzó a repetírselo a sí mismo en voz alta continuamente.
Decía “Estoy contento”, con la cara llena de lágrimas. Seguía llorando, pataleando y luchando por salir de su particular pesadilla; pero al mismo tiempo a modo de mantra se repetía a sí mismo: “¡¡Contento!!”.
Los días pasaban y no volvía a su anterior vida de niño feliz, pero mientras se sequía repitiendo a sí mismo “contento”, el niño feliz que tenía dentro iba cobrando fuerza, superando la adversidad, y adaptándose a la nueva situación que poco a poco ya no era tan hostil. De hecho fue encontrando muchas ventajas a su nueva vida, siguió resistiéndose cuando se sentía mal o añoraba su anterior vida, pero cada vez iba encontrando más momentos buenos, Hasta que un día sin saber cómo se encontró realmente “CONTENTO”.
Su vida ya no era la de antes, había cambiado para siempre. Probablemente él tampoco volvería a ser el de antes, pero podía seguir siendo un niño con una vida diferente pero feliz, porque eso era lo que era y lo que quería ser: UN NIÑO FELIZ!”
Dedicado a Silvia y a Raúl.
Elena Vélez Agustín